Capitulo 5
Lucas
Abrí los ojos. Fue más difícil de lo que pensé, me sentía hecho de gelatina. Hubiera sido más fácil seguir con los ojos cerrados flotando en cual sea la dimensión a la que me había ido. Estaba acostado sobre una mesa, estaba casi seguro de eso. El empapelado amarillo brillante de las paredes me hizo pensar que tal vez estaba en sala de profesores. Había entrado una sola vez en mi vida, pero reconocí la habitación por el espantoso color que la rodeaba. Alguien estaba conmigo, un hombre con ambo azul me sostenía el brazo tomandome la presión, creo. Dí un vistazo a todo el lugar para buscalo, papá estaba cerca de la puerta. Estaba más palido de costumbre pero en cuanto me vió me asintió , como diciendome que todo estaba bien. Traté de volver sobre los pasos de mi memoria para ver que demonios estaba haciendo allí. Volvió todo tan rápido como se había ido, dios mio ¿me había desmayado delante de todo el colegio?. Bueno, no podía estar seguro que todos me hubieran visto, pero si alguien lo sabía podía estar seguro que para mañana toda la escuela lo haría también. Peor aún, me desmayé tratando de escaparpe de clase. ¿qué idiota hace algo así?, la verdad es que era tan patético como sonaba. Cuando me preguntaran iba a tener que decir la verdad, no veía el caso mentir. Y para ser sincero jamás me importo mucho lo que otros pensaran de mi, aunque mi ego no estaba menos herido por eso, tenía que reconocer. Debo de ser el único tonto que hizo su fuga de la clase tan pública.
-Esta todo bien, ¿te sentís mejor?- me pregunta el médico.
-si, si, no es nada -dije avergonzado, me sentía como una nena de repente. Hice un intento de levantarme para mostrarle que estaba bien. Papá y él me volvieron a tirar hacía abajo para que me quede acostado, me había puesto mi sweater verde como almohada.
-Por ahora quedate acostado, al menos unos minutos más. Ahora te van a traer algo para que comas y te vas a poder sentar así te sube un poco la presión- el médico me dió una palmada en el hombro y salió por la puerta. Le hice caso sólo porque ya no tenía ganas de pelear por hoy.
Papá dejo pasar al médico y se quedo parado en la puerta, ninguna palabra salía de su boca. Suspiré. Esto no iba a ser divertido.
El silencio llenaba la habitación, y me alivié cuando una de las secretarias vino a dejar un poco de jugo de naranja, un sandwich y una barra de cereal. Papá amagó a tratar ayudarme a sentarme.
-Yo puedo, gracias- lo miré desafiante. Era díficil saber porque estaba tan enojado ahora también. Digo, tenía razones de sobra, pero ésta frustración repentina era algo más. Lo mejor era que me calmara un poco, estar de ésta forma no me había traído nada bueno.
-Si te caes de nuevo, y desde la mesa, no te voy a poder levantar y lo más probable es que te golpees la cabeza, así que dejá de dar ordenes- lo último no sonó tan autoritario como había esperado, más bien parecía más preocupado que otra cosa. Sin preguntarme, practicamente me alzó y me sentó en la silla. Rogué para que nadie entrara por la puerta en ese momento.
Empecé a comer todo lo que dejó sobre la mesa, aprendí hace mucho que si tengo comida en la boca no tengo necesidad de hablar.
-¿ Me vas a decir porque te estabas escapando del colegio?- preguntó. -Celia, me dijo que te fuiste de su clase sin ningún permiso -. Bueno, acá se venía el interrogatorio, pensé. Tampoco era nada del otro mundo, ¿realmente ibamos a hacer un lío tan grande de esto?. Tragué y mastique lentamente, no tenía ningún apuro de responder a eso.
- No tenías ganas de estar ahí- dije quitandole importancia y con cierto tono desafiante. Ya sabía de sobra que esto no iba a pasar desapercibido, así que no no iba a hacer ningún intento por suavizarlo.
-¿Podés ser más especifico?, casi ningún chico tiene ganas de estar en el colegio, pero es una oblicación. Y la mayoria de ellos, exceptuando la persona que esta delante de mío, suele quedarse a todas las clases. ¿Por qué te ibas Lucas?.
Me quedé en blanco. Ya no tenía más respuestas, ni verdaderas ni falsas. Ni a mi mismo podía contestarme eso, no sabía porque me me había levantado así. No fué de lo más racional de mi parte, más aún sabiendo como terminó todo. Peor en ese momento parecía lo único posible por hacer. Todo se reducía a ella, en el fondo lo sabía. No quería imaginarme lo que Anna estaba pensando de mi en éstos momentos. La había ignorado y dejado plantada en frente de toda la clase. Y no importa cuantas veces me decia que estaba bien, que podía estar cerca de ella, que no era tan impotante. El miedo de perder el control me dominaba cada vez que la veía. Terminaba por hacerle algún desplante como el de hoy o simplemente ignorarla. Culpa ya era una palabra chica para mi, y aún así tal vez era lo mejor que podía hacer por ella.
-Ya te dije, simplemente tenía ganas de irme a casa- repetí de nuevo tratando de poner atrás todo lo que no podía decir en voz alta.
-Estabas practicamente con un ataque de nervios, algo pasó Lucas. No llevo 17 años siendo tu papá por nada. No soy tonto tampoco, habla- ahora se arrodillo en frente mio, ¿tanto importaba el porque me había ido o no?. Me quería ir, punto. ¿Por qué sólo no abandonaba el tema?.
-Me sentía un poco enfermo en clase, sólo eso- dije. Esperaba que con eso ya deje de preguntar y además era lo más cercano a la verdad.
-¿ Por qué no me viniste a buscar?, si te sentís mal sabés que me podés encontrar en el colegio. Irte así no tiene sentido. ¿Hay algo más?- me miró como buscando en mis ojos la respuesta.
No llegué a abrir la poca, alguien había entrado a la habitación. Ví a Anna mirandome desde la puerta.
-Anna, hola -dice mi papá en cuanto la ve. -¿Está todo bien?, ¿Necesitabas algo?-preguntó papá con curiosidad. Al verla ahí, sólo supuse que se había enterado de lo que había pasado, genial para mi.
-emm, No y gracias. Sólo quería ver como estaba Lucas, uno de nuestros compañeros vió lo que le paso y me contó- dijo mirando al suelo. No menciono la pequeña parte en que la me levanté del asiento y me fui de la clase dejandola sola.
-ahh, pasá entonces. El está bien, fue un susto nada más- dijo, parecia levemente sorprendido frente a la idea de que Anna esté preocupada por mi. No era el único.
- Anna ¿te quedarías un segundo con el hasta que busque mis cosas del aula?-preguntó. Lo único que me faltaba era que la use a ella de niñera.
-Claro-respondió ella tímidamente.
Papá salió por la puerta y sin darnos cuenta nos quedamos solos. Miré al suelo porque la vergüenza no me permitía mirarla a los ojos.
-Entonces ¿te sentís mejor?-preguntó. - Cuando te ví salir así me imaginé que algo te pasaba pero no pensaba que te sentías mal, te podría haber ayduado si me lo hubieras dicho-dijo
Ella sólo se pensaba que estaba enfermo, y su amabilidad hacía su presencia casi insoportable, me anulaba por completo.
-No te preocupes- dije restándole importancia.
- Tal vez lo del trabajo lo podemos terminar más tarde, La profesora se quedó tan preocupada por lo que escuchó que te pasó que me dijo que podiamos terminarlo de tarea.
Ésto era lo que no podía pasar. Si ella se acercaba lo suficiente para que yo puediera ver la buena persona que es, si pasabamos tiempo juntos, yo sabía que no iba a haber vuelta atrás. Tenía que pararlo mientras pudiera.
-No es necesario que te molestes por mi, hace el tuyo y yo después hablo con La profesora Celia- dije lo mas amablemente que pude.
-No me molesta, en serio. Yo puedo darle una primera leída y sacar algunas ideas y vos podés completarlas. Después se las leemos y listo.
Me estaba dejando sin cartas. Más trataba de alejarla, más insistía en su intento de ayudarme. El enojo dormido que tenía conmigo mismo estaba volviendo, odiaba todo ésto.
-Anna ¿Es que no entendés?, no quiero hacer nada con vos. Dios, dejame en paz- dije y me dolió cada palabra. Sólo me quede mirando su cara de confusión y tristeza, y hasta cierta sorpresa. Por lo general me dedico a ignorarla, jamás había sido descortés con ella. Había una primera vez para todo, pensé.
Anna no dijo nada, sólo pude ver su rostro transformarse. Ya no lucia triste, sino muy enojada. Pensé que iba a decirme o a gritarme algo pero, en vez de eso, dió media vuelta y salió dando un portazo. Lo había conseguido, ella me iba a odiar. Nunca tanto como yo me odio a mi mismo, pensé.
Papá volvió con sus cosas y mi mochila, yo estaba listo para irme. No quería estar un segundo más ahí.
-¿Qué pasó con Anna?-me preguntó
-No lo sé-logro responder. Jamás lo supe, pensé.