Mi lista de blogs

domingo, 29 de abril de 2012



*Poema de Lucas a Anna
  
Te encuentro en el silencio y en todas las palabras aún no dichas, 
en algunos momentos agridulces y en cielos soleados sin brisa. 
Te encuentro en aquel lugar donde todo es esplendor y risas escondidas, 
en los océanos, algún viejo volcán dormido, 
y todas las tierras carentes de vida. 
Te encuentro en aquello que niego sin saberlo, 
en la duda del beso despierto, 
en la nube del recelo constante, 
en los espacios que nos separan, horas convertidas en instantes. 
Paremos los relojes y redireccionemos el tiempo, 
somos agua que viaja en el desierto, 
somos vida en el mundo perdido de los muertos. 
Somos blanco, negro y todos sus grises, 
sos memoria, allá donde nada existe. 

Te espero para encontrarte de nuevo, 
donde el mundo termina... 
...y nuestro amor es eterno.









Capítulo 20  Muy rápido, muy lejos parte 1



Lucas  

Estoy en la clase de matemáticas completamente distraído por las agujas del reloj de pared. No veo la hora de que suene el timbre. Me lo merezco después de todo, había terminado todos los ejercicios que tenia pautado para hacer en tiempo record. Me alegro en momentos como este ser bueno con los números y no tener que escuchar la explicación del profesor. Tengo otras cosas en mente. Estoy completamente abrumado y distraído desde que deje su habitación esta mañana, desde que la deje a ella. Anna. ¿Qué voy a hacer ?. Dios sabe que no hay forma que me aleje ahora, ya es tarde para eso. Le prometí que no me voy a retractar y pienso apegarme a ello. Además, está el problema de que no quiero estar lejos de ella. Nunca. Más. 

Si digo que logre dormí algo anoche sería una completa mentira. Debería haberme ido, pero simplemente no pude resistirme a su mirada suplicante. Dios, no le puedo negar nada. Mataría por no ver esos ojos tristes de nuevo. Estaba excitado, confuso y completamente feliz. No una de las mejores combinaciones. Sentirla entre mis brazos me tranquiliza y sobreexalta al mismo tiempo. ¿Cómo una persona puede tener ese efecto en alguien?. Anna me desarma por completo, y al parecer más la conozco y descubro sobre ella, peor es. No me avergüenzo de haber salido a buscarla ni prácticamente arrastrarla a la cama. Ni pienso sentirme culpable por ello, nunca más. Al menos voy a intentar no hacerlo. La amo, ella a mi. Espero. Es puro, real y no le hacemos mal a nadie. No quiero tener que disculparme por esto, no con nadie que no sea ella. Porque se que eventualmente voy a tener que hacer algo al respecto. Decidí no alejarme y eso significa no poder mentirle por mucho mas tiempo. Ella no merece eso. Cuando sepa la verdad, va a poder decidir que hacer con nosotros. Suspiro. No se si quiero pensar en eso ahora.  

La deje durmiendo esta mañana a eso de las seis. Saque mis brazos cuidadosamente de su cuerpo y la tape. Deje una nota para ella y salí por la ventana. Me dolió mas de lo que pensaba, todo me gritaba que volviera a su lado. ¿Cómo sacarme su perfume de mi cabeza, su olor, el sonido de su respiración?. Pase casi toda la noche viéndola dormir. Me sorprende que descanse algo. Se mueve incomoda en la cama cada veinte minutos o algo así. Me pregunto si es algo normal en ella o si  anoche tuvo algún sueño intranquilo. No estoy seguro. Pero cada vez que parecía estar incómoda, atiné a abrazarla más fuerte. No se si podía saber o no que yo estaba ahí, pero cada vez que lo hacía parecía relajarse. O eso es lo que yo quería pensar. No voy a dejar que nadie le haga daño. Ni siquiera sus propios sueños. Sospecho que mis hormonas de adolescente fueron las culpables de no dejarme dormir a mi. Después de todo, estaba en la cama vestido con la chica mas linda del mundo que al mismo tiempo estaba no tan vestida. Sus piernas descansaron alrededor de las mías y su cuerpo envuelto en mis brazos. No soy de piedra, claro está. Entre eso, y todas las preocupaciones que incluyen nuestro ADN,  mis ojos no se cerraron ni cinco minutos. No me quejo tampoco. Tuve el mejor paisaje del mundo.  

Fue un alivio saber que papá ni se enteró de mi pequeña huida de medianoche. En cuanto abrí cuidadosamente la puerta de casa y vi que no estaba merodeando por el living, corrí a mi habitación. Escuché la alarma de su despertador poco después. Suspiré. Un problema menos. No pude evitar pensar que hubiera pasado si se hubiera dado cuenta. Le tendría que haber dicho la verdad, ¿Hubiera sido eso lo mejor?. No lo se. No quiero saberlo. No quiero pensar en eso. Punto.  

Anna termino por irse al colegio con Lib esta mañana. Sentí cierta desilusión cuando texteo para avisarme, realmente quería ser yo el que lleve. Tal vez ella era la más inteligente de los dos, papá estaba dando vueltas hoy. ¿Cómo iba yo a tapar todo con el tan cerca?. Tampoco mencionó nada de la nota que le deje, ¿se habría asustado?. 

Estoy  contando los segundos junto al reloj que no parece avanzar más. No veo la hora de ir a saludarla antes de irme a la práctica de natación. Podría faltar de nuevo. Nada parece tan importante ahora como pasar tiempo con ella. Ahí está.  Puedo ver lo que ella me hace claramente. Mi juicio se tiñe de un pálido gris y no ve absolutamente nada. ¿Qué es lo peor de esto?. No me importa en absoluto. A veces pienso que todo es más intenso debido a que sé que es mi hermana, ¿Soy así de raro?. Tal vez lo sea. No se trata de ningún tipo de rebeldía adolescente contra mi papá o contra nadie. Estoy seguro de eso. Pero con frecuencia me pregunto si tiene que ver con la seducción que implica acercarse a lo prohibido. No quiero pensar tan mal de mi, pero después de todo, mi persona no se merece gran respeto. No soy nada mas que un cobarde que está completa y perdidamente enamorado de su hermana.  

El timbre suena. ¡Por fin!. Agarro mi mochila sin escuchar la tarea para la próxima semana y me dirijo al aula de ¿geografía?. Si, eso es. Camino una corta distancia por el pasillo de la planta baja y veo que hay chicos y chicas saliendo rápidamente de la última clase a la izquierda, al igual que lo había hecho yo unos momentos antes. No se los puede culpar, es una materia horrorosa.  

Me planto en la puerta esperando verla entre la multitud de chicos ansiosos por escapar de ahí. Veo pasar a muchas chicas pero ninguna es ella, realmente me empiezo a preguntar si entro a clase hoy. O quizás se fue antes solo para no tener que verme. Dios, tengo que parar de exaltarme cada vez que no se algo de ella. Voy por el camino de un acosador, lo sé.  
La profesora de geografía, una señora regordeta de unos cincuenta y tantos interrumpe mi pelea interna.  

-Lucas, tanto tiempo. Como te extraño en mi clase querido -dice dedicándome su mejor sonrisa. Ella me cae bien. Siempre tuvo un instinto muy maternal hacia sus alumnos. Creo que era aún mas amable conmigo porque sabía que no tenía mamá. No me importaba entonces ni tampoco ahora. No lo siento como lastima viniendo de ella, sino como genuina dulzura.  


-Hola profesora- contesto educadamente.  


-¿Necesitas algo querido?.  


-Ummmm no, gracias. Solo estaba buscando a alguien pero aparentemente no esta acá -digo tratando de ocultar mi decepción. 


-¿La buscabas a ella? -dice señalando dentro del aula con una sonrisa cómplice. Doy un paso más para ver a que se refiere.  


Anna está dormida sobre su pupitre.  


-No me atreví a despertarla, se la ve tan tranquila durmiendo. Sé que mi clase puede ser un poco mmmm, digamos abrumadora a la falta de una palabra mejor.  Además es Lunes, es difícil arrancar. A mi me pasa igual -cuenta muy honestamente.  


-¿Entonces no se va a enojar con ella? -pregunto un poco confundido. Siempre fue una mujer sumamente amable pero no estoy seguro que un profesor este muy feliz frente a la idea de que un alumno se duerma en su clase.   


-Acá no paso nada shhhhhh-dice guiñándome un ojo -además tu papá me hablo mucho de ella. Tiene suficiente de que preocuparse, si acá encuentra la tranquilidad que en su casa no, adelante. ¿Queres ser vos el que la despierte?, creo que va estar más feliz con esa perspectiva.   


Me quedo mirando a la mujer irse. Realmente tengo un respeto renovado por su persona. Resulta ser mas perspicaz y amable de lo que realmente me imaginaba. Me da curiosidad que le pudo haber dicho papá de Anna al igual de lo que ella puede saber o no de nosotros. Su sonrisa parecía esconder algo. ¿Es tan obvio que estoy completamente enamorado de ella?.  


Me  acerco al pupitre del fondo de la clase donde Anna descansa. Su pelo suelto cuelga a un lado y sus manos acunan su cara como una almohada. Realmente no duerme nada de noche, esto lo confirma. Me pregunto ahora si yo podría ayudarla con eso. Por ahí es algún tema del que necesite hablar o algo así. Tal vez solo sea que trabaja demasiado. Con eso también la podría ayudar. Tendría que convencerla antes de que me deje hacerlo. En mi vida conocí a alguien tan orgullosa e independiente.  

Acaricio su pelo para no asustarla y le doy un beso muy suave en la mejilla. Me siento en el pupitre de al lado esperando a que vuelva de donde sea que este. Le acaricio el rostro hasta que abre sus ojos. La primera reacción es de sorpresa seguido de una sonrisa inocente.   


Estoy completamente entregado, hace conmigo lo que quieras, pienso al ver sus hermosos ojos.   


-Hola -logro decir. Ella mira alrededor y todo su buen humor desaparece. Está horrorizada, todo en menos de cinco segundos.  


-Dios mío, ¿Dónde estamos?- la escucho decir.  


-Como que te quedaste un poco dormida en la clase de geografía. Nadie te culpa, es una materia espantosa -contesto con cierta burla al ver sus ojos llenos de espanto. Pone sus manos en la boca sin encontrar ninguna gracia en mis palabras. 


-Dios mío, dios mío, dios mío Lucasssssss ¿Me quede dormida en clase? -dice mirando alrededor sin poder explicarse.  


-Realmente tenés que dormir mejor de noche, me pregunto que es lo que te impide hacerlo, ¿algún chico?.  


-Lucas no es graciosooooooo, tengo que ir ya a pedirle disculpas a la profesora. Debe de pensar horrible de mi y...  


-Anna, respira -la tomo por los hombros y le tapo el paso para que deje de caminar hacia la puerta -fue ella la que me dijo que estabas acá y también la que no quiso despertarte. Te aprecia mucho y a mi también. Digo, se que es difícil resistirse a mis encantos -trato de hacer una broma para lograr que se relaje un poco.  


-Bueno, ella es siempre muy dulce. ¡Y yo le pago así!. Voy a tener que disculparme -dice como manteniendo una conversación con si misma.  


-La próxima, ya se fue- le informo -además no estaba enojada. Aunque podrías limpiar la baba del pupitre, no es amable con el personal de limpieza.  


-Lucassssss- contesta empujándome lejos y riendo en voz alta. Lo logro, ella no para de reír. Me acerco y tomo su cara entre mis manos. Esta hermosa con su pelo despeinado y sus ojos brillosos. Pruebo sus labios dulces por un instante y luego le doy un beso en la nariz. Se pone colorada y trata de alejarme.  


-Estamos en la escuela -dice mirando nerviosamente hacia la puerta.  


-No hay nadie más acá.   


Suspira y da un paso hacia atrás.  


-No puedo creer que me haya quedado dormida así. Toda la clase se habrá dado cuenta.  


-¿Y? -pregunto.  


-¿Cómo y?, es terrible Lucas. Todos se habrán reído de mi.  


-Anna ¿qué importa lo que los demás piensen? -me quedo pensando un momento. No se si es una pregunta que me hago a mi mismo o que estoy dirigiendo a ella.  


-Buen punto- la escucho decir.  


-Vamos, te llevo yo a casa -noto que toma mi mano y me vuelvo para ver que quiere. 


-Lucas, ¿Qué vendría a ser esto? - sostiene la nota que le deje esta mañana. La idea que lleve el papel con ella hace que quiera llenarla de besos en este instante.  


-Es mi asignación de literatura, como tres semanas tarde pero en fin. Encontré la musa de mi poema, creo que Celia va a estar feliz por eso. Verte dormir es de lo más inspirador, entre otras cosas -mis palabras la toman por sorpresa al igual que a mi. No es que no supiera que la amo, sólo que últimamente es más fácil decirlo en voz alta sin sentirme culpable por ello.  


-No se que decir , sólo que me encanta - mira al suelo con cierta ¿vergüenza?. Una media sonrisa esta dibujada en su rostro.  


-Vos me encantas a mi- digo levantando su mirada del piso y robándole otro beso.   



martes, 24 de abril de 2012

Capítulo 19 parte dos. Lejos de lo que fuimos, cerca de lo que somos.



Capítulo 19 parte dos. Lejos de lo que fuimos, cerca de lo que somos. 

Anna 

Hago que Lucas se de vuelta para poder ponerme algo decente. No se que sentido tiene a esta altura, prácticamente ya lo había visto todo  en nuestro pequeño acto de puras hormonas que no  llego a nada. No puedo evitar pensar en eso con un poco desilusión. ¿Realmente quiero acostarme con el?. Para mi sorpresa y horror,  la respuesta es si. Encuentro ropa interior y una camiseta blanca. No veo los pantalones de mi pijama en ningún cajón ni me molesto en seguir buscando tampoco, no es como si me diera tanta vergüenza de que Lucas viera mis piernas después de lo de hace un rato.  

-Técnicamente ya te vi casi desnuda, no entiendo porque tengo que darme vuelta- lo escucho decir detrás de mío.  

-Bueno, pero técnicamente me pediste que no te tiente así que técnicamente es lo que estoy tratando de hacer -contesto bromeando. Me acerco y lo abrazo por atrás. El toma mis manos y nos quedamos así, descansando el uno sobre el otro. Podría estar así horas.  
Cuando finalmente se da vuelta para enfrentarme, me da un beso en la nariz que hace que me derrita. Mira hacia abajo y nota que no llevo pantalones. Vislumbro una sonrisa en su cara.  

-mmm ¿Qué pasó con eso de no tentarme?  

-¿es una queja? -pregunto con picardía.  

-Claro que no, es una muy mmmm interesante vista-contesta robándome otro beso. Vamos a dormir, es tarde.  

Ambos nos acostamos en mi pequeña cama, es un milagro que el logre entrar con su altura y su cuerpo trabajado. Si está incómodo no lo dice, sólo pasa un brazo por mi espalda y me acerca más a el para que estemos abrazados. Mi cabeza descansa en su pecho y puedo escuchar los latidos de su corazón. Ya no puedo pensar en nada de nuevo. No entiendo como lo hace, estoy un segundo cerca de el y todo se vuelve invisible para mis ojos. Su olor, su perfume me nublan por completo. Si hay algún paraíso sobre la tierra, es este. Es él. No recuerdo haber sido nunca más feliz. Tampoco había conocido lo que era ser cuidada ni sorprendida y alguna que otra vez, rechazada. Bueno, eso si lo conocía pero nunca me había importado tanto. Sólo cuando proviene de él. 
No  me duele tanto que mi papá me ignore y que no le importe si estoy viva, no me va a destruir que mi mamá me vea como una extraña los próximos veinte años tampoco. Si es algo con lo que tengo que vivir, lo acepto. Pero con el, con el no puedo aceptar nada. Estos días que no nos hablamos fueron una completa tortura. Si el no hubiera venido hoy, probablemente lo hubiera llamado o corrido a verlo al igual que lo hizo conmigo. No quiero estar peleada con Lucas, no quiero verlo con otra persona, no quiero estar lejos de el. Es la más pura de las verdades, y la más difícil de aceptar también. Por primera vez en mi vida siento un ancla que no me deja moverme por mi misma. Dependo de alguien más. Lo odio y lo amo, porque desde que nací puedo enfrentarme a lo que sea y hacerlo yo sola. Sin ayuda de nadie, sin necesitar de nadie. Y ahora,  tengo esta persona de la cual no me puedo ni quiero separar. Lucas no me deja pensar, porque con el, sentir es primero. Querer es primero, desear es primero. Lo único que espero es no romperme en mil pedazos cuando haya dado todo y quede con absolutamente nada. No tengo mucho para dar, pero todo lo que tengo ya le pertenece. Cierro los ojos un momento, aceptando la verdad. ¿De que vale engañarse?.  

-Lo estás haciendo de nuevo, te dije que no vale la pena. Además, no me arrepiento de nada -escucho el susurro de Lucas en mi oído. Sigo descansando en su pecho, solo tiene puesto una camiseta muy fina. Casi puedo sentir su cuerpo a través de la tela. Su voz casi me pone en estado de alerta, realmente estaba perdida en mis pensamientos...entre otras cosas.  

-Lo sé, me estoy dando cuenta de eso. Lo que tenga que ser, será -digo con completa convicción. Lucas acaricia mi pelo y estoy empezando a creer que nadie va a poder sacarme de esta cama por la mañana. ¿Hay algún mejor lugar donde estar?. Claro que no. 
  
-Va a ser- dice dandome un beso. El parece más optimista que yo al respecto. Siento su mano recorrer mi espalda y llegar hasta la zona baja de mi cintura, suspiro y trato de mantener el control.  

-¿Vas a decirme de una vez porque te enojaste el otro día?. Sé que no te gusto que te haya echado pero aún así...-noto que sus caricias paran por un momento. ¿Había errado en mi intento de cambiar un poco la dirección de nuestra charla?.  

-No me enoje -responde.  

-No sos mejor mentiroso que yo, sábelo -digo dejando notar mi frustración - ¿Qué te molestó de verme hablando con tu papá?. ¿No te gusta que hable con el?. Supongo que podría tratar de …  

-Anna estas diciendo cualquier cosa, claro que no me molesta que hables con mi papá. Es más, me gusta que el te tenga aprecio. Es una de las pocas cosas por lo que lo respeto. No se trata de eso- me interrumpe levantando levemente el tono de voz con cierta exasperación. Me apoyo en mi codo para poder mirarlo a los ojos, si tiene algo que decir que lo diga. Pero que no se frustre, ya teníamos demasiado de eso.  
El parece comprender en cuanto mis ojos encuentran los suyos. Su expresión se suaviza y asiente como entendiendo las palabras que no estoy pronunciando. Apaga la luz y quedamos solos en la penumbra, con la luz de la noche como compañía. El vuelve a acariciar mi pelo y  no me atrevo a decir nada más por miedo a que termine enojándose y huyendo por la ventana. No puedo permitir eso, no al menos esta noche.  
-No es con quien hables o no, es el no saber. No puedo no saber, no cuando se trata de vos- se sienta sobre la cama como tratando de explicarse mejor frente a mi, hago lo mismo y me siento junto a el para poder mirarlo- el verte ahí, dolida, y no saber lo que te pasaba. Anna,  no soporto los secretos. Los odio. Los secretos destruyeron mi familia, todos vivieron ocultándose cosas los unos de los otros toda su vida. No soporto la idea de vivir un día más así, y lo peor, es que no quiero eso para nosotros.  
Eso si que no lo esperaba. Es mucho más profundo de lo que podía haber supuesto. ¿De que secretos habla?, no tengo ni idea. Pero al parecer no es nada agradable, puedo ver casi su dolor expuesto sobre mi cama, sobre mi. Y me quema la idea de que se sienta lastimado por algo que yo pude llegar a hacer. No se que decir frente a semejante cosa, no termino de entenderlo tampoco. Pero no quiero que piense que soy una entrometida. Cuando el necesite decirlo, supongo que lo sabré.  

-No hay nada que no te esté diciendo, sabes todo sobre mi Lucas. No te sientas paranoico sobre nosotros... 

-¿Paranoico?, bueno supongo que sí. Ya me dijiste eso el otro día. Supongo que algo de cierto hay. Pero no me podes culpar tampoco. Por primera vez estoy al lado de la chica de la que estoy enamorado desde que tengo uso de razón. Deben de ser los nervios de poder llegar a arruinarlo todo -dice con tanta rapidez que apenas me da lugar a procesar sus palabras.  

¿enamorado?  

¿Uso de razón?  

-Lucas, ¿Desde hace cuento mmmm tenes sentimientos por mi? -el desvía la vista cuando hago la pregunta, o sus palabras le hicieron una mala jugada o su mente lo hizo.  

El tarda en contestar, como tratando de recordar algo o buscar las palabras correctas. ¿Va a ser esto una gran revelación para mí?.  

-Teníamos siete u ocho años, yo estaba jugando en el porche con mis autos de colección. Vos hacías una fiesta del té para tus muñecas. Cuando te vi me sonreíste y saludaste como si me conocieras. Probablemente lo hacías, digo vivíamos a pasos uno del otro. Pero yo jamás te había prestado mucho atención. Te había sentido nombrar y todo pero, por alguna razón, me habías pasado desapercibida. Cuando te vi, tan alegre, tan dulce, me desconcentré por completo en lo que estaba haciendo. Algo que aparentemente no deja de pasarme ni ahora -sonríe con cierta resignación- ni creo que vaya a dejar de pasarme nunca. Me acuerdo que mi mamá me había dado un helado, de frutilla, estoy casi seguro. Al verte y tratar de devolverte el saludo, lo dejo caer. Fue directo a un charco de agua. Creo que casi lloro o algo así, porque mi mamá me había dicho que no podía tener mas de uno por día y acababa de tirar el mío al agua. No llegué a derramar una lagrima que ya te tenía enfrente mío. Ni se como llegaste ahí tan rápido, debiste de cruzar la calle y aún así, jamás lo vi. Te sacaste un caramelo que ya tenías en la boca y me lo ofreciste -Lucas ríe como niño ante aquel recuerdo- fue lo más asqueroso y lo más dulce que vi en toda mi vida. Jamás me voy a olvidar. Ese fue el momento en que me enamoré de vos, y todos estos años, no te cambiaron en nada. Seguís siendo la persona mas dulce que conozco. Aunque técnicamente ahora te esté conociendo, siempre fue mirarte desde lejos casi. Pero nunca dude de lo que sos. Lo supe aquel entonces y lo sé ahora.  Y no te puedo explicar lo que se siente formarse una imagen de alguien y ver como esa persona cumple o excede tus expectativas. 

Dios santo y todos los que vengan con el. ¿desde los siete u ocho años?, eso es una eternidad. Recuerdo vagamente el momento que el describe con tanto detalle, yo era unos meses mas chica. Tal vez sea por eso. Aunque mi memoria no es tan buena tampoco. Cuando pensé que Lucas ya no podía sorprenderme mas, sale con esto. No se que sentir al respecto, son muchos años. Me gustaría decirle que lo amo desde ese preciso momento también, pero sería mentira. Prácticamente ni me acuerdo de lo que el acaba de relatarme. Yo empecé a quererlo solo cuando el logro abrirse y dejo que lo conozca. Y todavía sigo descolocada por sus cambios de humor. Esto es un territorio completamente nuevo. No puedo entender como este chico puede tener tantas cosas guardadas adentro suyo. Me brillan los ojos de la emoción. Es lo más lindo que le escuche decir jamás. Además de cuando dijo que me amaba. Nunca me sentí tan especial ni tan querida. Es completamente desconcertante y abrumador. Sigo sin comprender tantas cosas. No estoy segura de como llegamos acá. 

-Todos estos años pensé que me despreciabas, de hecho y para ser sincera, realmente parecías despreciarme -logro decir tratando de encontrarle sentido a todo.  

-Jamás te desprecié, sólo que, es difícil de explicar. No siempre se puede hacer lo que uno quiere.  

-Esa es la peor respuesta de la historia, ¿sabías? -digo con cierta ironía para borrar de su cara la tristeza que veo formarse. No quiero que este triste, no me importa que no me cuente todo. No significa que no me muera por saber de que está hablando tampoco.

-Lo sé, pronto vamos a poder charlar sobre eso. No hoy, por favor -su tono de voz me desarma por completo, veo incluso con esta poca luz su rostro afligido y me dan ganas de abrazarlo y cerrar mi boca llena de preguntas. No quiero verlo infeliz nunca.  Me vuelvo a acostar con el esperando que no decida irse. Por supuesto que quiero saber toda la historia, siento que hay mucho más detrás de todo esto. Hay algo que no dice, algo malo. Lo puedo sentir. Pero no esta noche. Hoy es sólo nosotros en esta habitación y nada ni nadie más.  

-Entonces, retomando el tema importante. No sos virgen -afirmo con la esperanza de esfumar la tristeza de ambos. Lo logro, el empieza a reír. Me da un beso sobre mi pelo y, casi que puedo ver su sonrisa. 
  
-Bueno, eso no es una pregunta.  

-Nop, nadie que te tira así contra la pared es virgen. mmmm vos pareces, mmmm tener práctica -digo poniéndome completamente colorada, dando gracias al cielo de que no pueda verme.  

-Tu afirmación es correcta entonces -contesta a la espera de mi reacción. Al contrario de lo que pueda pensar, no me pone celosa su pasado con otras chicas. Casi. Para mi era bastante obvio de todos modos. El equipo de natación del colegio tiene a los chicos mas lindos y populares. Si ellos no consiguen acostarse con una chica, podes apostar que nadie en el colegio podrá. Y si bien Lucas no encaja en ese perfil de chico que va de fiesta en fiesta acumulando trofeos, no me lo imagino solo en casa leyendo un libro tampoco. Esa era yo.  

-¿Puedo preguntar cuantas entonces? -que no este celosa no significa que no quiera información.  

-Dos.  

¿Monosílabos?. De acuerdo, por ahí si estoy un poco celosa y si, quiero más información.  

-¿Quiénes eran?.  

-Eso sería muy poco caballero de mi parte, pero si puedo decirte  que no tenía ningún tipo de relación con ninguna. Fue sólo sexo, y creeme, no es ningún orgullo de mi parte. Ambas lo sabían, porque yo nunca les oculte nada ni ellas a mi, creo.   

-¿Ania es una de ellas?- pregunto temiendo la respuesta.  

-No, ya te dije que con Ania salimos un par de veces pero nada más. No tengo nada que ocultar con respecto a eso. Lo del otro día fue una soberana estupidez de mi parte, pero no te preocupes. No va a volver a pasar- me quedo callada sin saber que decir. No puedo mentir si digo que no estoy aliviada. Me alegro de que Ania no sea una de ellas. No importa lo que el diga de que no siente nada por ella, simplemente no quiero imaginármelos juntos. Punto.  

-¿Qué hay de vos?. ¿a cuántos tengo que ir a buscar?  

-jajaja, me muero de risa Lucas. Sabes de sobra que no hay ni nunca hubo nadie.  

-Bueno, para ser sincero la culpa es toda tuya. Vos sos la que golpeabas a todos tus admiradores con el libro de química.  

Su muy acertada memoria me hace sonreír de nuevo.  

-Tal vez sea eso -contesto para no discutir.  

-Es completamente machista e injusto de mi parte, pero me alegro de que sea así. Descubrí que soy mas celoso de lo que pensaba. No entiendo razones cuando se trata de tu persona. Me vas a tener que tener paciencia - definitivamente es injusto pero la idea de que se sienta celoso me hace sonrojar. Que tontas podemos ser las mujeres a veces, que felizmente tontas podemos llegar a ser.  

-Lo que quieras, es tuyo -digo buscando su boca. Estoy decidida a terminar con la charla por esta noche. Es mas de lo que mi cerebro cansado puede procesar.  Noto como respira con dificultad cuando mis labios encuentran los suyos.  El me abraza dulcemente tratando de contenerse. Debería seguir su ejemplo. Me da un beso en la frente y me acurruca a su lado.  

Me enredo en su cuerpo porque en este instante , sólo  el es real para mi.  













viernes, 20 de abril de 2012

Capítulo 19 parte 1 Lejos de lo que fuimos, cerca de lo que somos.



Capítulo 19 parte 1 Lejos de lo que fuimos, cerca de lo que somos. 



Anna 

Dios mío. Si alguien me hubiera dicho que una sensación como esta podía existir, jamás le hubiera creído. Lucas me besa salvajemente sin dejarme respirar siquiera. Está tan desesperado de mi como yo de él. No puedo pensar, no puedo decidir, sólo puedo dar rienda suelta a los impulsos que siempre estoy conteniendo. Siento sus labios y su lengua recorrer mi cuello y ruego por que no pare. Estoy completamente loca, loca por la persona que tengo frente a mi.  

Envuelvo mis piernas fuertemente alrededor de su cintura y el me sube arriba suyo. Siento la tensión de su cuerpo como si fuera mío. No estoy segura si estar tan cerca de el me da frio o calor, es un completo choque de electricidad que dispara mis sentidos al borde de su sensibilidad.  

Sus brazos me sostienen tan fuerte contra la pared que no puedo moverme, su cuerpo se frota con el mío. Una sensación nueva y completamente exquisita. La proximidad. Su tacto, su cuerpo, su olor. 
Paso las manos por debajo de su ropa para acariciar su espalda, a el parece gustarle. Lo siento gemir en mi oído y no puedo evitar emocionarme ante este nuevo conocimiento de poder que tengo sobre el. Vuelve a mis labios y cuando su lengua encuentra la mía pienso en que no hay vuelta atrás, prefiero morir antes que dejarlo ir de nuevo. Me sostiene con un solo brazo ahora y me saca el pelo de la cara con el otro. 


-Te amo. Te amo. Te amo -dice entre cada beso.  


Así que no lo había imaginado la primera vez. Realmente esas palabras habían salido de su boca. No se que me desconcierta más, la frase o el hecho de que prácticamente estoy a punto de acostarme con el.  
Soy un lio, sus caricias no me dejan pensar. Digo lo primero que me viene a la mente, la verdad. 


-Te amo. 


Lo hice. Wow, voy a pensar en eso más tarde porque creo que esta a punto de estallarme la cabeza. Lucas deja escapar una media sonrisa, me alegro que sea algo que quiera escuchar porque, en el fondo, es lo único que quiero decirle. 
Me da otro beso y sin querer, vuelve a morderme. Ahora soy yo la que sonrio. El lo nota enseguida y me llena de besos en la boca con cierta euforia. Tomo aire porque creo que me voy a desmayar de la emoción. 
Me lleva a upa hasta mi cama y me acuesta, se asegura de poner una almohada debajo de mi cabeza.  Lo miro sin decir nada, estoy segura de que respiro pero eso es todo. Creo. 

El se acuesta arriba mío pasando sus brazos por debajo de mi cuello para tenerme mas cerca. Se apoya en la cama con su otro codo para que yo no tenga que soportar ni un gramo de su cuerpo. A estas alturas no estoy segura de que eso me moleste. 
Retomamos donde habíamos dejado, pero los besos se vuelven mas dulces y menos urgentes. Lucas levanta la toalla que casi ya no tengo puesta para pasar sus mano en una de mis piernas. Siento sus caricias en mi estómago y su lengua en mi cuello. No se bien lo que está pasando ni lo que estoy experimentando, es un todo difícil de dividir en partes. Sólo esta latente las ganas infinitas de pegarme a el y no dejar que este momento se termine jamás. 


Casi salto de la cama cuando escucho el ruido a vidrios rotos. Lucas instantáneamente se para y mira hacia la ventana y a la puerta. Me envuelvo bien con la toalla y me detengo un segundo a pensar. No estoy en uno de los mejores momentos para hacer uso de la lógica. 


-No te vayas, creo que sé lo que es- le pido a Lucas. Sus ojos verdes me miran como debatiendo entre dejarme ir sola o no. Salgo de la habitación antes de que se le ocurra algo que decir. 


Irrumpo en el cuarto de mamá. Ella esta dormida profundamente y la botella de whisky está hecha pedazos en el suelo. Es justo lo que me imagine que era. Respiro aliviada y le permito a mi cuerpo relajarse. No es sólo por el susto de pensar que algo pueda pasarle que estoy agitada. El otro 50% de mi exaltación le pertenece toda a Lucas. 

Trato de despejar mi mente para poner todo este lío en orden. Mas de una vez, mamá se había dormido con la botella en mano y bueno, esto es lo que suele suceder. La botella rueda a un lado y termina hecha añicos en el piso. Ya casi ni me asustaba el ruido, excepto por hoy que me agarro mmmm, un tanto desprevenida. 
Voy a la cocina en busca de una pala y la escoba mientras mi mente no para de hacerse preguntas. ¿Realmente Lucas había entrado así a mi cuarto?, dios lo había hecho y no fue lo único. Empiezo a caer poco a poco en la realidad de lo que estábamos haciendo. Se me va el aire al revivir alguna que otra particular escena. ¡Estuve semidesnuda debajo de Lucas!, peor aún, estuve semidesnuda besando a Lucas y sin ningún tipo de reparo. ¿De dónde había salido ese lado mío?. Era la primera vez que no había sobreanalizado nada y hecho lo que quería hacer. Cuanto me alegro no haber escuchado mis instintos antes, al parecer soy más peligrosa de lo que creía. 

La realidad me está dando un fuerte dolor de cabeza mientras me pongo a juntar los pedazos de botella con la pala. Trato de no dejar ningún rastro de vidrio, pero a esta hora y con mi muy bajo grado de concentración, dudo que lo logre. Hago lo mejor que puedo y tiro los vidrios envueltos en papel para evitar córtame cuando saque la basura mañana. 

Mi pulso comienza a acelerarse al acercarme a la habitación. Tal vez, el ya se había ido. Bueno, eso haría las cosas más fáciles. Pero aún así, no es lo que quiero.  
Dios, ¿Qué estoy haciendo?. 


Abro la puerta y al verlo sentado en mi cama no puedo evitar dejar escapar una sonrisa. 

-Seguis acá -digo sin esconder mi entusiasmo y alivio. 

-Como si pudiera irme- contesta acercándose para abrazarme. Lo dejo hacerlo. Al parecer no puedo negarle nada a este chico. Apoya la frente sobre la mía y veo sus maravillosos ojos verdes tan cerca que me mareo. Están brillosos de emoción. Puedo entender eso ahora. 


-No era nada al final, solo algo que se cayó- explico. 


-Me imagine, me asomé por la puerta y te vi con la escoba y la pala. 


Completo silencio, ¿Qué se supone que alguien dice en momentos como este?. Me acaba de ver prácticamente desnuda, sobreexaltada y le había dicho que lo amaba. Claro que el también lo había hecho. ¿Cómo enfrento esta situación ahora que no estoy siendo llevada por la urgencia del momento?. 


-Deja de hacerlo, no te va a llevar a ningún lado. Créeme- lo escucho decir. 


-¿Qué cosa? -pregunto en un susurro sin poder apartar la vista de esos ojos verdes. 


-Estás analizando lo que pasó, no lo hagas- prácticamente ordena. 

Asiento porque , aunque no lo quiera, sé que tiene razón.  


-Aunque si debería disculparme, no estuvo bien que salte arriba tuyo así -dice un tanto afligido. 


-Yo quería que lo hagas -contesto con tanta sinceridad que me pongo colorada. 


-Bueno es saberlo- sonríe- pero aún así no es justo de mi parte. Cuando uno hace las cosas sin pensar, hay consecuencias -reflexiona. 


Wow. Eso es un golpe bajo para mi. Ni diez minutos y ya se está retractando. Genial. El nota mi cambio de postura y mi ligera desilusión. 


-Eyyy, ¿en que estás pensando?- pregunta con ternura. 


- ¿Te estas echando para atrás de nuevo?. 


-Nunca más -responde rápidamente - Sos lo mas hermoso que conocí jamás, y te amo. De eso quiero que estés segura. Prometeme que jamás vas a dudarlo. 


Asiento en silencio. Cada vez que reproduce esas dos pequeñas pero poderosas palabras siento que podría volar.  


-Quiero que lo digas, deci que me crees y que nada te va a dejar pensar lo contrario jamás -ordena tomándome el rostro con ambas manos y mirándome como si estuviera tratando de grabar algo en mis ojos. 


-Te creo -logro responder. 
Deja escapar un suspiro de alivio. 


-No me estoy echando para atrás, pero cuando te fuiste y pude pensar con claridad me di cuenta que este no es el mejor de los momentos. Digo, tu mamá y tu hermana están al lado nuestro ¿qué tan raro sería eso?- dice un tanto nervioso. 


-¿Con claridad?- repito. 


-Está de más decir que no pienso cuando te tengo cerca, lo deberías de saber a estas alturas. 


-Bueno, me alegro.- contesto y el levanta una ceja incrédulo- somos dos. 


Me da un beso en la nariz. 

-¿Entonces no es que no te haya gustado? ...mmmm  Mi cuerpo o yo -agrego al ver que el no entiende. 


- Ana -dice muy pausadamente como tratando de entablar una conversación con un niño- te voy a decir esto y espero que quede claro. Lo único que hace que no salte sobre vos en este momento es que tu hermana de nueve años esta durmiendo en el siguiente cuarto y  también está el muy importante tema de que no traigo protección conmigo. Y, por cierto, estoy haciendo mi mejor esfuerzo para no sacarte de adentro de esa toalla en este momento. 

No puedo evitarlo. Me pongo tan roja como un tomate. Estoy completamente fascinada por escucharlo hablar así. Tan desinhibido, tan natural. Me vuelve loca este costado despreocupado de Lucas. Y a esta altura, estoy muy segura que soy yo la que está haciendo un mayor esfuerzo para no saltar sobre el. 


-Entonces si te gusto… 


-Anna, decilo una vez más y te voy a desvestir sólo para probarte lo contrario. Soy débil cuando se trata de vos así que te lo ruego, no me tientes. 


Se me va todo el aire de los pulmones, lo admito. ¿Podría yo detenernos si el no pudiera contenerse?. Lo dudo. Después de todo, no lo había hecho veinte minutos atrás. ¿Por qué lo haría ahora?. 


-Y si algún día hacemos algo- agrega- quiero que sea después de que lo hayas pensado y decidido seriamente. Nada de cosas del momento. Sos más importante que eso. 

¿Había dicho algún día?. Wow, Eso sonaba como dentro de mucho, mucho tiempo. No se si me voy a poder contener hasta mañana siquiera. 


Tanta honestidad conmigo misma hace que ya ni me reconozca, ¿de donde había salido esta persona?. Dios santo, tal vez Lucas tiene razón. Es algo que debería sentarme a pensar seriamente. No sobreanalizar y enloquecer, sino reflexionar y tomar una decisión con la que pueda vivir al día siguiente. 


-¿Nos vemos mañana? -dice sin dejar de abrazarme y acariciar mi pelo 


-¿Ya te vas? -pregunto decepcionada. 


-Debería, mi papá se puede dar cuenta que no estoy y… 


-No te vayas. 


-No es que…-se queda sin terminar la oración mirando mi cara de desesperación y tristeza. Nadie debería decirte que te ama y después huir por la ventana. No importa las razones, ni la hora ni el día. No importa nada. La idea de verlo ir es un dolor casi físico. Simplemente no puedo, no esta noche al menos. 
Me quedo parada mirando esos ojos verdes que me obsesionan. No guardo ningún tipo de orgullo ni de dignidad. Ya había sacado todo afuera esta noche. Y lo peor es que no me arrepiento de nada. 
Empieza a sacarse el sweater y las zapatillas. No estoy segura de que se propone. Sonríe al ver mi cara de desconcierto. 


-¿Hay algo a lo que te pueda decir no? - me da una media sonrisa mientras tira la otra zapatilla al suelo-. Vamos a dormir. 











domingo, 15 de abril de 2012

Capítulo 18. Esas dos pequeñas palabras


Capítulo 18. Esas dos pequeñas palabras.  



Lucas
 
Es sábado a la noche. No contesto los llamados de mis amigos para salir. Mi día se puede resumir en cosas que no hice. No empecé a hacer la tarea de ninguna de las materias, ni siquiera el poema de literatura que debo desde hace semanas. No limpié ni ordené mi habitación, no fui a la práctica de natación. No cociné, a pesar de que es mi turno para hacerlo. No hablé con Esteban. Esa es la parte que más me molesta. Casi.
Mi hermano no había estado en casa en todo el día, no estoy seguro si eso es bueno o malo, porque la realidad es que no sé que decirle. ¿Cómo empiezo siquiera a explicarle? Me da dolor de estómago. Su confianza es importante para mí. Otra de las cosas que arruiné. Ya perdí la cuenta de cuantas son.
Me tiro en la cama con el celular en la mano. No hay mensajes de ella. Mi mayor problema tampoco me habla. Esto es una tortura constante. Desde que cometí la estupidez de llevar a Ania a su lugar de trabajo, no me volvió a hablar. No fue la cumbre de mis buenas ideas, lo sé. Pero eso es parte de lo que ella me hace. Me nubla por completo. No quería herirla, sólo trataba de que entienda como me hace sentir a mí. Quería que le importe. Ahí está, lo dije.

Quiero importarle a Anna, no quiero ser como cualquier otra persona en su vida. Quiero que me quiera, quiero que desee estar conmigo y que me cele por cualquier mínimo detalle. ¿Qué tan loco es eso? Me había convertido en un desquiciado.

No me habla desde entonces, ni una llamada, ni mensaje de texto. Por dentro, trato de autoconvencerme que es como debe ser, que es lo mejor para ambos. Sólo que no logro sentirlo así. Estuve todo el día tratando de contenerme para no cruzar a verla o llamarla. Es lo mejor. Es lo mejor. Es lo mejor. Odio esto.
Siento a alguien tocar la puerta, no respondo. No deseo hablar con nadie. Papá entra sin permiso de todas formas. ¿Alguna vez va a respetar la privacidad de alguien?

–Lucas, te llamaron de nuevo –dice inspeccionando mi habitación para ver que estuve haciendo, como de costumbre– dije que te estabas bañando, que ibas a devolver el llamado después.

–Gracias –contesto sin darle importancia– después lo veo.

–Hablé con tu coach también, me contó que no fuiste a la práctica hoy. ¿Pasa algo?

Suspiro, acá viene el interrogatorio.

–No.

–¿Monosílabos de nuevo? Me podrías contestar al menos con alguna oración para variar.

–No tenía ganas de ir. ¿Contento?

–Siempre tenés ganas de ir. ¿Por qué no fuiste?

–Fui a entregar algunas flores y volví a casa, estaba cansado.

 Ayudo en una florería con los envíos los fines de semana, los dueños son conocidos de la familia y muy amablemente me dan trabajo cuando lo necesito. Solo llevo las flores en auto y las entrego, no es la gran cosa pero me gusta tener mi plata propia y no tener que pedirle todo a papá.

–¿Vas a llamar a tus amigos? –pregunta cambiando de tema.

Me encojo de hombros, no quiero llamar a nadie pero no quiero decirle eso tampoco. Lo veo poner mala cara de nuevo, no le gusta cuando no le respondo. “Bueno, somos dos en eso papá”, pienso.
–¿Dónde está Esteban? –pregunto antes de que se vaya.

–Esteban no va a volver por unos días.

–¿Qué? –Ahora si había llamado mi atención, me levanto para mirarlo- 
¿Adonde fue?

Papá se sienta en el borde la cama. Esto no es bueno.

–Vos lo dijiste Lucas, es hora de que empiece a accionar. Esto es algo que decidí, no podía seguir así. Esteban está en una institución para desintoxicarse de lo que sea que haya estado consumiendo, además de lo del alcohol.
Me quedo perplejo por un momento. ¿Me está diciendo que lo mando a rehabilitación y no me enteré de nada?

–¿Qué? ¿Cuándo pasó esto? –exijo saber.

–Ayer a la noche, lo llevaron preso por estar manejando alcoholizado y bajo consumo de sustancias toxicas. Llamaron acá a casa así que lo fui a buscar. Pagué su fianza pero le expliqué que no podía volver –la cara de papá se había transformado, sus ojos se veían tristes además de cansados. Me hace sentir mal haber estado enfrascado en mi propia culpa todo el día, él seguramente la había pasado peor anoche.

–¿Qué te dijo él? –pregunto con miedo por saber la respuesta.

–Bueno, no estaba en su mejor momento especialmente una vez que se le fue el efecto del alcohol. Lo llevé a un lugar que me recomendaron y charlamos un poco mientras estuvimos ahí. El accedió a quedarse voluntariamente. Lo que está haciendo no es vida, y no va a terminar bien. Me hubiera gustado que pudieran haber arreglado lo que pasó entre ustedes antes, pero no tengo duda que lo van a poder solucionar después. En éste momento el necesita estar ahí y vos, bueno, digamos que estás mejor acá. Tampoco quería que esté más tiempo en esta casa bajo esas condiciones y menos cerca tuyo. Fue una especie de ultimátum Lucas. Si quiere vivir con nosotros, tiene que cambiar.

Definitivamente no me esperaba esto. No estoy seguro de que decir. Solo me quedo mirando a la persona que está enfrente mío sin reconocerla casi. Él está tratando de hacer las cosas bien por nosotros, no puedo ser irónico sobre eso. No puedo ignorarlo si está haciendo su máximo esfuerzo. Me duele no poder odiarlo.

–¿Algo para decir? –pregunta.

Giro la cabeza a ambos lado, no se me ocurre qué.

–Bueno, a él no se le permite tener contacto con nosotros por el momento, así que si querés algo o necesitás hablarle vas a tener que esperar un poco –informa.

Asiento, no me sale palabra alguna.

–¿Te duele la cara?

–Casi nada hoy –respondo.

–Bien –dice levantándose de la cama y dirigiéndose hacia la puerta– cualquier cosa, estoy abajo.

Se va dejándome completamente perplejo. No solo por lo que acabo de escuchar, sino por la persona que acabo de ver frente a mí. ¿Realmente había hecho todo eso? Tal vez, realmente le importamos. Y ese pensamiento me desconcierta por completo.
El domingo amaneció casi tan nublado como yo me siento. No llamé a nadie anoche. Ni a mis amigos, ni a Anna. Sólo me quedé en mi habitación hasta que en algún momento cerré mis ojos y pude dormir. Tampoco había bajado a cenar, y por suerte el halcón que me vigilaba no me había recriminado nada.

A medida que pasan las horas me doy cuenta de mi inercia. Ya son casi las siete de la tarde. Me estoy tomando una taza de café sin ganas, con el celular al lado. Anna trabaja temprano los domingos así que debe de estar en su casa para esta hora. Miro del teléfono a la taza de café todo el tiempo. Me estoy quebrando. Quiero verla, abrazarla, tocarla y decirle que es mía para siempre. Estoy dispuesto a que Esteban me odie, a recibir la mirada de desaprobación de papá, a que me juzgue medio mundo. En este preciso instante no me importa, la quiero a ella.

Las ocho, las nueve, las diez. Mi tarea incompleta delata que mi cabeza está en cualquier lugar. A las diez y media me rindo y bajo la escalera, papá está en su habitación. Se acuesta temprano los domingos. Abro la puerta de entrada y salgo, tengo mucho cuidado para no hacer ruido.

Cruzo y voy por el jardín que lleva al patio lateral donde está la ventana de su cuarto. Me pregunto si esto que hago no me convierte en un acosador, no quiero saber la respuesta.

La luz del cuarto está prendida pero aparentemente no hay nadie en ella, podría mandarle un mensaje y decirle que estoy acá pero no quiero darle la chance de decirme que me vaya. No puedo dejar que me eche. No puedo irme sin verla. Me siento un rato a la espera de que entre, si la luz está prendida tiene que estar cerca. Estoy inquieto, ella tiene en mí el mismo efecto que las drogas tienen en Esteban. Maldita sea toda ésta situación.

Que irónico puede ser el universo a veces.

Me paro de un salto cuando escucho ruido desde adentro. Dejo de respirar cuando la veo tan cerca. Está envuelta en una toalla color blanco, húmeda y su pelo color caramelo está chorreando agua. Es lo más hermoso que vi en toda mi vida. Anna se pone a buscar ropa en su armario, aún no ve que estoy acá, mirándola desde el otro lado del vidrio. Mi corazón late tan rápido que siento que toda persona que habita en la casa puede escucharlo. No puedo soportarlo, simplemente golpeo el vidrio amablemente para que vea que estoy acá.
Ella gira completamente asustada y se tapa la boca para no gritar. Se endereza y me mira perpleja. Sólo logro gesticular un “perdón” por haberla asustado. Veo que sigue parada en el mismo lugar recuperando la respiración, al menos somos dos los que nos sentimos así. Camina hasta la venta y abre el vidrio por completo.

–¿Me querés matar del susto? –reprocha con enojo.

–¿Puedo pasar? –pregunto haciendo caso omiso a su comentario.

–¿Qué?

–¿Puedo pasar? –repito. No responde y yo tampoco espero. Paso una de mis piernas por la ventana y luego la otra. Se hace un lado sin decir palabra.
De repente estoy en frente de ella, la persona que me saca el sueño, que me deja sin aire. Busco algo que decir pero tal cual paso la otra vez, solo puedo mostrárselo con acciones.

La tomo por la cintura, pongo la otra mano en su pelo mojado y prácticamente me pego a ella. El sabor dulce de sus labios me envuelve por completo y despierta toda clase de sensaciones en mí al igual que la primera vez que la besé. Ella abraza mi cuerpo también, bueno es saber que no me rechaza, porque no la pienso dejar ir.

El beso se hace más salvaje, más urgente. Saboreo sus labios y su lengua, jadeo al sentir su respiración caliente. La presiono contra la pared con tanta fuerza que por un momento tengo miedo de lastimarla. Ella me agarra fuerte del cuello y prácticamente la subo arriba mío envolviendo sus piernas en mi cintura. Beso su cuello, su mejilla y boca de nuevo sin poder contenerme. Estoy completamente embriagado por el aroma a jabón y perfume de flores. Prácticamente me froto contra su cuerpo sin ningún tipo de vergüenza, toda sensación está amplificada a la décima potencia en este momento. Noto que la toalla se está cayendo de su cuerpo, a ella no parece importarle. A mi menos.

Escucho desde algún lugar que se queja y me separo sólo unos centímetros de su rostro.

–Me mordiste –dice con una sonrisa.

–Perdón –contesto casi sin aliento.

–No dije que no me gustara.

–Te amo –me escucho decir abruptamente antes de besarla de nuevo.