Capítulo 19 parte dos. Lejos de lo que fuimos, cerca de lo que somos.
Anna
Hago que Lucas se de vuelta para poder ponerme algo decente. No se que sentido tiene a esta altura, prácticamente ya lo había visto todo en nuestro pequeño acto de puras hormonas que no llego a nada. No puedo evitar pensar en eso con un poco desilusión. ¿Realmente quiero acostarme con el?. Para mi sorpresa y horror, la respuesta es si. Encuentro ropa interior y una camiseta blanca. No veo los pantalones de mi pijama en ningún cajón ni me molesto en seguir buscando tampoco, no es como si me diera tanta vergüenza de que Lucas viera mis piernas después de lo de hace un rato.
-Técnicamente ya te vi casi desnuda, no entiendo porque tengo que darme vuelta- lo escucho decir detrás de mío.
-Bueno, pero técnicamente me pediste que no te tiente así que técnicamente es lo que estoy tratando de hacer -contesto bromeando. Me acerco y lo abrazo por atrás. El toma mis manos y nos quedamos así, descansando el uno sobre el otro. Podría estar así horas.
Cuando finalmente se da vuelta para enfrentarme, me da un beso en la nariz que hace que me derrita. Mira hacia abajo y nota que no llevo pantalones. Vislumbro una sonrisa en su cara.
-mmm ¿Qué pasó con eso de no tentarme?
-¿es una queja? -pregunto con picardía.
-Claro que no, es una muy mmmm interesante vista-contesta robándome otro beso. Vamos a dormir, es tarde.
Ambos nos acostamos en mi pequeña cama, es un milagro que el logre entrar con su altura y su cuerpo trabajado. Si está incómodo no lo dice, sólo pasa un brazo por mi espalda y me acerca más a el para que estemos abrazados. Mi cabeza descansa en su pecho y puedo escuchar los latidos de su corazón. Ya no puedo pensar en nada de nuevo. No entiendo como lo hace, estoy un segundo cerca de el y todo se vuelve invisible para mis ojos. Su olor, su perfume me nublan por completo. Si hay algún paraíso sobre la tierra, es este. Es él. No recuerdo haber sido nunca más feliz. Tampoco había conocido lo que era ser cuidada ni sorprendida y alguna que otra vez, rechazada. Bueno, eso si lo conocía pero nunca me había importado tanto. Sólo cuando proviene de él.
No me duele tanto que mi papá me ignore y que no le importe si estoy viva, no me va a destruir que mi mamá me vea como una extraña los próximos veinte años tampoco. Si es algo con lo que tengo que vivir, lo acepto. Pero con el, con el no puedo aceptar nada. Estos días que no nos hablamos fueron una completa tortura. Si el no hubiera venido hoy, probablemente lo hubiera llamado o corrido a verlo al igual que lo hizo conmigo. No quiero estar peleada con Lucas, no quiero verlo con otra persona, no quiero estar lejos de el. Es la más pura de las verdades, y la más difícil de aceptar también. Por primera vez en mi vida siento un ancla que no me deja moverme por mi misma. Dependo de alguien más. Lo odio y lo amo, porque desde que nací puedo enfrentarme a lo que sea y hacerlo yo sola. Sin ayuda de nadie, sin necesitar de nadie. Y ahora, tengo esta persona de la cual no me puedo ni quiero separar. Lucas no me deja pensar, porque con el, sentir es primero. Querer es primero, desear es primero. Lo único que espero es no romperme en mil pedazos cuando haya dado todo y quede con absolutamente nada. No tengo mucho para dar, pero todo lo que tengo ya le pertenece. Cierro los ojos un momento, aceptando la verdad. ¿De que vale engañarse?.
-Lo estás haciendo de nuevo, te dije que no vale la pena. Además, no me arrepiento de nada -escucho el susurro de Lucas en mi oído. Sigo descansando en su pecho, solo tiene puesto una camiseta muy fina. Casi puedo sentir su cuerpo a través de la tela. Su voz casi me pone en estado de alerta, realmente estaba perdida en mis pensamientos...entre otras cosas.
-Lo sé, me estoy dando cuenta de eso. Lo que tenga que ser, será -digo con completa convicción. Lucas acaricia mi pelo y estoy empezando a creer que nadie va a poder sacarme de esta cama por la mañana. ¿Hay algún mejor lugar donde estar?. Claro que no.
-Va a ser- dice dandome un beso. El parece más optimista que yo al respecto. Siento su mano recorrer mi espalda y llegar hasta la zona baja de mi cintura, suspiro y trato de mantener el control.
-¿Vas a decirme de una vez porque te enojaste el otro día?. Sé que no te gusto que te haya echado pero aún así...-noto que sus caricias paran por un momento. ¿Había errado en mi intento de cambiar un poco la dirección de nuestra charla?.
-No me enoje -responde.
-No sos mejor mentiroso que yo, sábelo -digo dejando notar mi frustración - ¿Qué te molestó de verme hablando con tu papá?. ¿No te gusta que hable con el?. Supongo que podría tratar de …
-Anna estas diciendo cualquier cosa, claro que no me molesta que hables con mi papá. Es más, me gusta que el te tenga aprecio. Es una de las pocas cosas por lo que lo respeto. No se trata de eso- me interrumpe levantando levemente el tono de voz con cierta exasperación. Me apoyo en mi codo para poder mirarlo a los ojos, si tiene algo que decir que lo diga. Pero que no se frustre, ya teníamos demasiado de eso.
El parece comprender en cuanto mis ojos encuentran los suyos. Su expresión se suaviza y asiente como entendiendo las palabras que no estoy pronunciando. Apaga la luz y quedamos solos en la penumbra, con la luz de la noche como compañía. El vuelve a acariciar mi pelo y no me atrevo a decir nada más por miedo a que termine enojándose y huyendo por la ventana. No puedo permitir eso, no al menos esta noche.
-No es con quien hables o no, es el no saber. No puedo no saber, no cuando se trata de vos- se sienta sobre la cama como tratando de explicarse mejor frente a mi, hago lo mismo y me siento junto a el para poder mirarlo- el verte ahí, dolida, y no saber lo que te pasaba. Anna, no soporto los secretos. Los odio. Los secretos destruyeron mi familia, todos vivieron ocultándose cosas los unos de los otros toda su vida. No soporto la idea de vivir un día más así, y lo peor, es que no quiero eso para nosotros.
Eso si que no lo esperaba. Es mucho más profundo de lo que podía haber supuesto. ¿De que secretos habla?, no tengo ni idea. Pero al parecer no es nada agradable, puedo ver casi su dolor expuesto sobre mi cama, sobre mi. Y me quema la idea de que se sienta lastimado por algo que yo pude llegar a hacer. No se que decir frente a semejante cosa, no termino de entenderlo tampoco. Pero no quiero que piense que soy una entrometida. Cuando el necesite decirlo, supongo que lo sabré.
-No hay nada que no te esté diciendo, sabes todo sobre mi Lucas. No te sientas paranoico sobre nosotros...
-¿Paranoico?, bueno supongo que sí. Ya me dijiste eso el otro día. Supongo que algo de cierto hay. Pero no me podes culpar tampoco. Por primera vez estoy al lado de la chica de la que estoy enamorado desde que tengo uso de razón. Deben de ser los nervios de poder llegar a arruinarlo todo -dice con tanta rapidez que apenas me da lugar a procesar sus palabras.
¿enamorado?
¿Uso de razón?
-Lucas, ¿Desde hace cuento mmmm tenes sentimientos por mi? -el desvía la vista cuando hago la pregunta, o sus palabras le hicieron una mala jugada o su mente lo hizo.
El tarda en contestar, como tratando de recordar algo o buscar las palabras correctas. ¿Va a ser esto una gran revelación para mí?.
-Teníamos siete u ocho años, yo estaba jugando en el porche con mis autos de colección. Vos hacías una fiesta del té para tus muñecas. Cuando te vi me sonreíste y saludaste como si me conocieras. Probablemente lo hacías, digo vivíamos a pasos uno del otro. Pero yo jamás te había prestado mucho atención. Te había sentido nombrar y todo pero, por alguna razón, me habías pasado desapercibida. Cuando te vi, tan alegre, tan dulce, me desconcentré por completo en lo que estaba haciendo. Algo que aparentemente no deja de pasarme ni ahora -sonríe con cierta resignación- ni creo que vaya a dejar de pasarme nunca. Me acuerdo que mi mamá me había dado un helado, de frutilla, estoy casi seguro. Al verte y tratar de devolverte el saludo, lo dejo caer. Fue directo a un charco de agua. Creo que casi lloro o algo así, porque mi mamá me había dicho que no podía tener mas de uno por día y acababa de tirar el mío al agua. No llegué a derramar una lagrima que ya te tenía enfrente mío. Ni se como llegaste ahí tan rápido, debiste de cruzar la calle y aún así, jamás lo vi. Te sacaste un caramelo que ya tenías en la boca y me lo ofreciste -Lucas ríe como niño ante aquel recuerdo- fue lo más asqueroso y lo más dulce que vi en toda mi vida. Jamás me voy a olvidar. Ese fue el momento en que me enamoré de vos, y todos estos años, no te cambiaron en nada. Seguís siendo la persona mas dulce que conozco. Aunque técnicamente ahora te esté conociendo, siempre fue mirarte desde lejos casi. Pero nunca dude de lo que sos. Lo supe aquel entonces y lo sé ahora. Y no te puedo explicar lo que se siente formarse una imagen de alguien y ver como esa persona cumple o excede tus expectativas.
Dios santo y todos los que vengan con el. ¿desde los siete u ocho años?, eso es una eternidad. Recuerdo vagamente el momento que el describe con tanto detalle, yo era unos meses mas chica. Tal vez sea por eso. Aunque mi memoria no es tan buena tampoco. Cuando pensé que Lucas ya no podía sorprenderme mas, sale con esto. No se que sentir al respecto, son muchos años. Me gustaría decirle que lo amo desde ese preciso momento también, pero sería mentira. Prácticamente ni me acuerdo de lo que el acaba de relatarme. Yo empecé a quererlo solo cuando el logro abrirse y dejo que lo conozca. Y todavía sigo descolocada por sus cambios de humor. Esto es un territorio completamente nuevo. No puedo entender como este chico puede tener tantas cosas guardadas adentro suyo. Me brillan los ojos de la emoción. Es lo más lindo que le escuche decir jamás. Además de cuando dijo que me amaba. Nunca me sentí tan especial ni tan querida. Es completamente desconcertante y abrumador. Sigo sin comprender tantas cosas. No estoy segura de como llegamos acá.
-Todos estos años pensé que me despreciabas, de hecho y para ser sincera, realmente parecías despreciarme -logro decir tratando de encontrarle sentido a todo.
-Jamás te desprecié, sólo que, es difícil de explicar. No siempre se puede hacer lo que uno quiere.
-Esa es la peor respuesta de la historia, ¿sabías? -digo con cierta ironía para borrar de su cara la tristeza que veo formarse. No quiero que este triste, no me importa que no me cuente todo. No significa que no me muera por saber de que está hablando tampoco.
-Lo sé, pronto vamos a poder charlar sobre eso. No hoy, por favor -su tono de voz me desarma por completo, veo incluso con esta poca luz su rostro afligido y me dan ganas de abrazarlo y cerrar mi boca llena de preguntas. No quiero verlo infeliz nunca. Me vuelvo a acostar con el esperando que no decida irse. Por supuesto que quiero saber toda la historia, siento que hay mucho más detrás de todo esto. Hay algo que no dice, algo malo. Lo puedo sentir. Pero no esta noche. Hoy es sólo nosotros en esta habitación y nada ni nadie más.
-Entonces, retomando el tema importante. No sos virgen -afirmo con la esperanza de esfumar la tristeza de ambos. Lo logro, el empieza a reír. Me da un beso sobre mi pelo y, casi que puedo ver su sonrisa.
-Bueno, eso no es una pregunta.
-Nop, nadie que te tira así contra la pared es virgen. mmmm vos pareces, mmmm tener práctica -digo poniéndome completamente colorada, dando gracias al cielo de que no pueda verme.
-Tu afirmación es correcta entonces -contesta a la espera de mi reacción. Al contrario de lo que pueda pensar, no me pone celosa su pasado con otras chicas. Casi. Para mi era bastante obvio de todos modos. El equipo de natación del colegio tiene a los chicos mas lindos y populares. Si ellos no consiguen acostarse con una chica, podes apostar que nadie en el colegio podrá. Y si bien Lucas no encaja en ese perfil de chico que va de fiesta en fiesta acumulando trofeos, no me lo imagino solo en casa leyendo un libro tampoco. Esa era yo.
-¿Puedo preguntar cuantas entonces? -que no este celosa no significa que no quiera información.
-Dos.
¿Monosílabos?. De acuerdo, por ahí si estoy un poco celosa y si, quiero más información.
-¿Quiénes eran?.
-Eso sería muy poco caballero de mi parte, pero si puedo decirte que no tenía ningún tipo de relación con ninguna. Fue sólo sexo, y creeme, no es ningún orgullo de mi parte. Ambas lo sabían, porque yo nunca les oculte nada ni ellas a mi, creo.
-¿Ania es una de ellas?- pregunto temiendo la respuesta.
-No, ya te dije que con Ania salimos un par de veces pero nada más. No tengo nada que ocultar con respecto a eso. Lo del otro día fue una soberana estupidez de mi parte, pero no te preocupes. No va a volver a pasar- me quedo callada sin saber que decir. No puedo mentir si digo que no estoy aliviada. Me alegro de que Ania no sea una de ellas. No importa lo que el diga de que no siente nada por ella, simplemente no quiero imaginármelos juntos. Punto.
-¿Qué hay de vos?. ¿a cuántos tengo que ir a buscar?
-jajaja, me muero de risa Lucas. Sabes de sobra que no hay ni nunca hubo nadie.
-Bueno, para ser sincero la culpa es toda tuya. Vos sos la que golpeabas a todos tus admiradores con el libro de química.
Su muy acertada memoria me hace sonreír de nuevo.
-Tal vez sea eso -contesto para no discutir.
-Es completamente machista e injusto de mi parte, pero me alegro de que sea así. Descubrí que soy mas celoso de lo que pensaba. No entiendo razones cuando se trata de tu persona. Me vas a tener que tener paciencia - definitivamente es injusto pero la idea de que se sienta celoso me hace sonrojar. Que tontas podemos ser las mujeres a veces, que felizmente tontas podemos llegar a ser.
-Lo que quieras, es tuyo -digo buscando su boca. Estoy decidida a terminar con la charla por esta noche. Es mas de lo que mi cerebro cansado puede procesar. Noto como respira con dificultad cuando mis labios encuentran los suyos. El me abraza dulcemente tratando de contenerse. Debería seguir su ejemplo. Me da un beso en la frente y me acurruca a su lado.
Me enredo en su cuerpo porque en este instante , sólo el es real para mi.